¿Por qué el Nuevo Testamento tiene estos 27 libros y no otros?
¿Por qué el Nuevo Testamento tiene estos 27 libros y no otros?
El verbo encarnado en palabra, sabiduría y humanidad, es gracia (Juan 1:1-18). La oferta de la gracia (Juan 1:12). Lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14). De esa gracia tomamos todos (Juan 1:16) porque la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo (Juan 1:17). Los primeros discípulos fueron evangelizados (Juan 1:35-51). Milagros o señales para creer (Juan 2:11), nuevo nacimiento (Juan 3:3), espiritual (Juan 3:5), creer para vida eterna (Juan 3:15), por la gracia del amor (Juan 3:16), buen pastor que da la vida por sus ovejas (Juan 10:11).
Se pide enderezar el camino del Señor (Juan 1:23), al comienzo purifica el templo, que es su cuerpo (Juan 2:13-22). Todos pecaron (Juan 3:20; 8:7) y van a la muerte (Juan 8:21,24), esclavizados (Juan 8:34), por ser hijos del diablo, homicida y padre de la mentira (Juan 8:44), y por eso acusan a Jesús (Juan 8:46, 49; 9:16, 24-25, 31). Les preocupa el pecado en otros (Juan 9:2, 34), pero Jesús les confirma que todos tienen pecado (Juan 9:41; 15:22, 24). El Espíritu los convencerá (Juan 16:8-9; 19:11) y el perdón de pacados los involucra a todos (Juan 20:23).
El verbo es Dios (Juan 1:1). Dios es amor y su propósito es que vivamos en amor (Juan 5.42). Dios por amor al mundo envió a su Hijo, para salvación (Juan 3:16-17; ) y si no creemos en su Hijos la ira de Dios actuará (Juan 3:36). Dios es Espíritu (Juan 4:24) y los muertos oirán su voz y vivirán (Juan 5:25). Dios enseña (Juan 6:45) su doctrina (Juan 7:17) y el que oye a Cristo, oye a Dios (Juan 8:47) y conoce a Dios, que es vida eterna (Juan 17:3); Dios es también nuestro Padre (Juan 20:17). La obra de Dios es creer en Cristo (Juan 6:29).
Jesús, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29, 36). Los discípulos lo siguieron por ser el Mesías, el Cristo (Juan 1:41). Jesús mismo revela que él es el Mesías (4:25-26; 9:37-38). Su gloria la manifestaba a través de las señales (Juan 2:11). Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo (Juan 4:42), es el Hijo del Dios viviente (Juan 6:69; 11:27). Jesús es la luz (Juan 1:4, 9:5), el agua viva (Juan 4:11-14); el pan vivo (Juan 6:51); la puerta (Juan 9:10); el buen pastor (Juan 10:11); la resurrección y la vida (Juan 11:25); Jesús es vida eterna (Juan 17:3).
Las palabras de Jesús son vida (Juan 6:63), vida que se traduce en salvación (Juan 12:44-50). La vida eterna se alcanza creyendo en el Hijo (Juan 3:36) y no en la propia gloria personal (Juan 5:44; 12:43). El Hijo tiene la autoridad del Padre para dar vida (Juan 5:19-23). El pasar de muerte a vida se deriva de creer en las palabras de Jesús (Juan 5:47). Los discípulos de Jesús y sus sucesores son portadores de la misma salvación a través de las palabras (Juan 17:20). El evangelio, con sus señales, se ha escrito para creer en Cristo (Juan 20:31).
La primera parte del evangelio es para creer: El ministerio de Jesús en Galilea y Judea se caracteriza por siete milagros o señales, las cuales hizo Jesús, para que creyeran en sus palabras (Juan 2:1-12:50).
La segunda parte del evangelio es para hacer: Se centra en Jesús y sus discípulos, ya creyentes, pero ahora recibiendo instrucciones (Juan 13:1-17:26), para que puedan soportar las consecuencias del juicio, crucifixión y sepultura de Jesus (Juan 18:1-19:42) y las aparariciones después de la resurrección (Juan 20:1-21:25).